Bioconstrucción - rehabilitaciones integrales - Materiales ecológicos - Bioclimática y eficiencia energética

agosto 2009

Noticias del mes

¿Empresas éticas?…Bienvenidas

31 de agosto, 2009

Nota: «Sin conocer los criterios, bienvenidas, pero … ¿tiene la ética un valor económico?… me temo que pronto se descubrirán las verdades de un concepto aparentemente ecológico y moderno. La noticia dice:»    

La entrada en Google de la expresión responsabilidad social corporativa (RSC) arroja 6,45 millones de resultados en este buscador de Internet. No se quedan atrás, responsabilidad social empresarial (RSE), con 6,01 millones de páginas en la web; sostenibilidad, con 3,2 millones; y desarrollo sostenible, con 4,38 millones de entradas. Independientemente de la terminología, estos datos muestran la importancia que ha cobrado la RSC, adquiriendo también carta de naturaleza en la industria.

Las compañías se han puesto manos a la obra para integrar la RSC en sus estrategias, sin perder de vista su principal objetivo: asegurar la rentabilidad del negocio y retribuir a los accionistas. Con la transparencia y el buen gobierno como una de sus banderas, han elaborado programas de igualdad, conciliación y diversidad para empleados, programas ambientales y sociales para mejorar y desarrollar el entorno en el que realizan su actividad. En ellos, tratan de implicar a proveedores, clientes, accionistas e inversores, buscando una ventaja competitiva.

Oportunidades

“Las empresas que deciden adoptar algunas medidas de responsabilidad corporativa lo hacen por dos motivos: evitar riesgos o aprovechar oportunidades. Ello les hace ser reactivas en el primer caso y proactivas en el segundo”, afirma Joaquín Garralda en su libro Hacia la empresa razonable, donde el vicedecano de Ordenación Académica de IE Business School habla de los parámetros que conforman el modelo del comportamiento empresarial sostenible y responsable.

El gran reto es que las pymes, que conforman el 95% del tejido industrial español, integren la sostenibilidad en su estrategia. Muchas de ellas son suministradoras de grandes corporaciones, que exigen cada vez más a sus contratistas que actúen con buenas prácticas.

Con este objetivo, se han desarrollado pautas y guías para que implanten políticas responsables en su actividad, recogiendo recomendaciones sobre su comportamiento con lo que se ha denominado los stakeholders o grupos de interés (empleados, clientes, accionistas, sociedad, administraciones, reguladores, proveedores y competidores), tanto en las áreas social y ambiental, como de buen gobierno.

Las sugerencias de la mayoría de los expertos para implantar una estrategia responsable comienzan por realizar un análisis y diagnóstico de la situación de la organización en materia de sostenibilidad y definir un plan estratégico para integrarla en la empresa, algo a lo que puede ayudar escuchar la experiencia de otras compañías, a través de la asistencia a foros y seminarios o la presencia en las organizaciones empresariales surgidas para impulsar la RSC.

“La empresa ha dejado de estar configurada sobre el simple triángulo de actores principales: accionistas, clientes y empleados, para pasar a estar penetrada por múltiples protagonistas que generan y exigen relaciones preferentes”, suele afirmar Ramón Jáuregui, el eurodiputado socialista y uno de los principales impulsores de la RSC en España.

Y es que uno de los primeros pasos es identificar a los grupos de interés, esos colectivos con los que cada compañía se relaciona en su actividad diaria. Conocer sus expectativas a través del diálogo y reuniones periódicas ayuda a los distintos departamentos a establecer objetivos de mejora y proyectos que permitan responder a sus necesidades.

El responsable

Las grandes empresas han creado la figura del director de Responsabilidad Social Corporativa o de Desarrollo Sostenible. Otras, incluso, han constituido una comisión específica, dependiente del consejo de administración, que vela por su desarrollo dentro de la organización.

Sin olvidar que la RSC es un concepto transversal, es decir, afecta a todos los ámbitos de gestión, por lo que tiene que estar presente en todos los departamentos y contar con el compromiso de la alta dirección. De ahí que cada área de negocio plantee sus propios objetivos de sostenibilidad y de mejora en relación con los respectivos grupos de interés.

Según los expertos, el primer paso es realizar un análisis de la situación y definir un plan.

Un ejercicio al que puede ayudar el elaborar un informe de RSC o de sostenibilidad. Su preparación mejora la transparencia informativa y permite recopilar datos, rendir cuentas y marcar objetivos, así como fortalecer la colaboración interdepartamental y poner en valor las actuaciones responsables. Según un estudio de KPMG, el número de memorias de RSC se ha duplicado desde 2005, aunque todavía un tercio de las empresas españolas sigue sin publicarlas, sobre todo pymes.

En este sentido, han surgido iniciativas como la del ICO y Caja Navarra, que han firmado un acuerdo para elaborar los informes de más 1.500 pymes siguiendo la metodología de GRI, uno de los principales estándares para elaborar estos documentos. Para el director de Caja Navarra, Enrique Goñi, “la RSC debe entenderse como una ventaja competitiva y el no asumirla puede significar un motivo de exclusión del mercado”.

Pistas para integrar la RSC en el negocio

Presencia en organizaciones y foros:

A través de la asistencia a foros, debates, seminarios y cursos, así como la presencia en organizaciones empresariales que impulsan la responsabilidad social, las compañías tienen la oportunidad de participar, escuchar opiniones y recoger las experiencias de otras empresas para adaptarlas a su negocio.
Diálogo con los grupos de interés:

Es importante identificar a los grupos de interés, aquéllos con los que la empresa se relaciona y a los que afecta su actividad, tanto internos (trabajadores, accionistas), como externos (inversores, clientes, proveedores, administraciones, reguladores o competidores). El diálogo permite conocer sus expectativas y responder a sus necesidades.

Memoria de sostenibilidad:

La elaboración de un informe de RSC o de sostenibilidad permite a las compañías la medición, rendición de cuentas y comunicación de sus objetivos a los grupos de interés internos y externos, al tiempo que fortalece el compromiso corporativo a través de la colaboración entre departamentos y permite poner en valor sus actuaciones.

Aplicar la transversalidad:

La RSC debe ser transversal a toda la compañía, incluyéndose en el cuadro de mando y vinculando a todas las áreas de negocio. Las grandes empresas han creado la figura del director de RSC o de desarrollo sostenible y los expertos aconsejan, además, crear una comisión específica, dependiente del consejo de administración.

Elaborar un código ético y de conducta:

Los códigos éticos y de conducta se han transformado en una herramienta que regula las relaciones internas y externas de las compañías. Estos documentos corporativos sirven de guía a todos los profesionales para saber cómo comportarse en aspectos como contratos, corrupción, seguridad, acoso laboral, conflictos de interés o regalos.

Plantear objetivos por departamentos:

La compañía debe realizar un análisis de la situación en RSC y definir un plan de acción. Cada área de negocio debe evaluar cómo aplicar la sostenibilidad a su departamento, con objetivos de mejora en aspectos como diversidad, igualdad, buen gobierno, transparencia, control de proveedores, satisfacción de clientes y medio ambiente, entre otros.

 

www.fundacionentorno.org

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Alimentos orgánicos y salud

31 de agosto, 2009

Hagamos un hincapie en este tema aunque se salga de la construcción.

Noticia publicada en ECOTICIAS:

Hace poco el diario elpais publicó una nota titulada la realidad de la alimentación orgánica, firmada por Daniel Ramón Vidal, en la que se hace una serie de afirmaciones tendenciosas en donde el autor partiendo de una falacia asegura que no existe diferencia para la salud consumir alimentos orgánicos o convencionales.

En el articulo titulado Alimentos orgánicos y salud, nuestro compañero y experto Francisco Sánchez Criado explica al detalle todas las fallas de dicha argumentación. Sin embargo nos llama la atención el hecho que los medios, incluyendo el diario elpais no se hacen eco del ultimo informe recogido en nota de prensa de un estudio financiado por la UE que asegura que los alimentos ecológicos son más nutritivos.

Este estudio se enmarca dentro del proyecto QLIF (Quality Low Input Food) que integra a un total de 15 países y ha tenido una duración de 4 años, y ha sido financiado por la Unión Europea. Esta investigación ha incluido toda la cadena de los productos alimenticios para productos protegidos (tomates), verduras cultivadas al aire libre (lechuga, cebolla, patatas, zanahorias, col), frutas (manzanas), cereales (trigo), carne de cerdo, productos lácteos y aves de corral y concluye, entre otros aspectos, que: los alimentos producidos ecológicamente contienen una mayor concentración de antioxidantes, y un mayor contenido de minerales y vitaminas.

En la misma línea se centran los estudios realizados por María Dolores Raigón, Doctora Ingeniera Agrónoma y profesora del área de Edafología y Química Agrícola de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Según María Dolores “las frutas y verduras ecológicas contienen menor nivel de agua, repercutiendo en mayor materia seca, mayor concentración de los sabores, mejor ajuste en la relación del precio y mayor capacidad de conservación”. Por este motivo, Raigón insiste en que “la agricultura y ganadería ecológica es una alternativa de producción y obtención de alimentos cuyo principal objetivo está en alcanzar productos de alta calidad nutricional y organoléptica.

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Prohibido el uso de bombillas incandescentes a partir de 2010

31 de agosto, 2009

La UE da un paso ecológico y prohibe el uso de bombillas incandescentes a partir de 2010

 

 

  • Se promueve el uso de bombillas eficientes, cuyo consumo es hasta cinco veces menor
  • La iniciativa reducirá la emisión de 30 millones de toneladas de CO2 al año
  • Según los ecologistas esta medida se queda corta
  • Los ministros de Energía quieren fomentar la rentabilidad sin perjuicio del consumidor

Los países de la Unión Europea (UE) han acordado prohibir el uso de bombillas incandescentes a partir de 2010 en un esfuerzo por generalizar el uso de aparatos domésticos de diseño ecológico.
Los ministros de Energía han aprobado en Luxemburgo unas conclusiones con las que pretenden completar la legislación europea ya existente sobre materia ecológica.

Esta medida afecta a numerosos productos como lavadoras, lavavajillas y hornos eléctricos y promueve el empleo de bombillas eficientes, con las que, según los ecologistas, se reduciría el consumo de energía en un 60%, lo que equivale a unos 30 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.

En concreto, los ministros han apoyado que «todos los productos de alumbrado domésticos con menor rendimiento estén prohibidos a la venta a partir de 2010, cuando existan fórmulas de sustitución», reza el texto de conclusiones.

Los ministros han dejado claro, eso sí, que no se quiere reducir el suministro en el mercado ni perjudicar al usuario en ningún sentido. Asimismo, han destacado que quieren que se respeten todos los parámetros del diseño ecológico, en particular la rentabilidad.

Una medida que se queda corta para los ecologistas

La medida ya ha provocado reacciones en los grupos ecologistas como WWF, que la ha considerado «un paso adelante positivo».

Según calcula WWF, el consumo de las bombillas incandescentes es de tres a cinco veces superior al de las bombillas eficientes y su sustitución contribuiría a la reducción del consumo de energía en iluminación un 60%, lo que equivale a unos 30 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.

Sin embargo, esta organización ha lamentado que la UE no haya adoptado aún un objetivo obligatorio de reducción del consumo energético primario en un 20% para 2020.

«Mantener la eficiencia energética como una herramienta opcional no nos conducirá hacia la necesaria reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% en 2020″, ha asegurado la ONG en un comunicado.

Los ministros sí han hecho mención a esta reducción del consumo anual de energía primaria, que ya figuraba en unas conclusiones anteriores, pero no han ido más allá en la concreción de ese objetivo.

También se han mostrado a favor de la adopción de una política integrada en materia de clima y energía basada en tres objetivos fundamentales: la lucha contra el cambio climático, la seguridad del abastecimiento y el mantenimiento de la competitividad de las economías europeas.

Fuente RTVE

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Intoxicados

27 de agosto, 2009

La contaminación industrial también nos intoxica por dentro. Hay un grupo que es especialmente preocupante porque se acumula en el organismo, se transmite de madres a hijos y afecta a la salud. Estos compuestos orgánicos persistentes (COP) llevan décadas dando quebraderos de cabeza a los expertos en salud pública que tratan de acotar el problema.
¿Quién no ha oído hablar del DDT o de las dioxinas? Se sospecha que casi todas las personas en el mundo están contaminadas por estos compuestos persistentes y volátiles, pero muy pocos países disponen de datos para valorar su influencia en la salud. En España faltaban, pero desde hoy se dispone de una primera imagen del nivel de contaminación interna en la población.

Esta foto es un informe del Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña sobre los niveles de COP en sangre en una muestra de 919 personas. ¿Y qué muestra? De entrada, que todas las personas están contaminadas por al menos tres de los 19 compuestos analizados.

El informe confirma que «los niveles de COP aumentan con los años», destaca Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona y director del informe. Para este investigador, los COP representan «un riesgo real para la salud humana». Aunque es complejo demostrarlo, «contribuyen a causar una parte importante de las patologías que más afectan a las personas mayores, desde la diabetes a ciertos tipos de cáncer».

Otro dato relevante del informe es que las personas con sobrepeso tienen mayores niveles de estos compuestos que las de peso normal. Esto se explica, según Porta, porque los COP tienen afinidad por la grasa y se almacenan en el tejido adiposo.

Los 19 compuestos analizados se han seleccionado por sus usos históricos en la agricultura y la industria. Entre ellos se encuentran el plaguicida DDT y su compuesto de degradación DDE; el pesticida HCB o hexaclorobenceno y cuatro policlorobifenilos (PCB 118, 138, 153 y 180), unas sustancias usadas como aislantes eléctricos. El DDE y el PCB 180 están en todas las muestras de sangre analizadas, y ocho compuestos se han detectado en el 85%.

Hay también diferencias por clases sociales y niveles de estudios, pero su interpretación tendrá que esperar. En cualquier caso, esta foto de la contaminación interna refleja la exposición de la población hace décadas. Muchos de estos compuestos se usaron masivamente desde mediados del siglo XX hasta su prohibición en la década de los ochenta, pero siguen detectándose en recién nacidos porque se transmiten de madre a hijo. «El trabajo de Cataluña es un magnífico ejemplo de vigilancia y de toma de conciencia», destaca Nicolás Olea, jefe de Radiología del hospital San Cecilio de Granada y experto en COP.

Hasta ahora sólo se disponía en España de estudios aislados. Habían sido realizados en enfermos de cáncer de páncreas o de mama, en embarazadas y en recién nacidos. Sólo había un estudio sobre niveles de pesticidas en la población general, realizado en Canarias, por lo que «será muy interesante comparar ambos estudios», apunta Ferran Ballester, investigador del Centro Superior de Investigación en Salud Pública de la Generalitat Valenciana.

«Los datos de Cataluña son globalmente comparables a los encontrados en Alemania», resume Antoni Plasencia, director general de Salud Pública de la Generalitat, que presenta hoy el informe. «Su principal objetivo», añade, «es definir un punto cero para hacer un seguimiento de los niveles de estos compuestos y orientar las políticas de vigilancia ambiental».

La situación de Cataluña «probablemente es muy similar a la del resto de España», afirma Olea, aunque no se descartan diferencias geográficas.

Para frenar esta contaminación interna, en el marco de la ONU se aprobó en 2001 el Convenio de Estocolmo, que fue suscrito por la Unión Europea en 2005. Este convenio, equivalente al Protocolo de Kioto para el cambio climático, prevé la eliminación o reducción de los compuestos más peligrosos.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos para protegernos? «Es difícil protegerse de algo que es invisible y no conocemos bien», responde Ballester. «Por eso es importante hacer más estudios para conocer la evolución de los niveles». Porta añade que evitar la obesidad y el consumo desmedido de grasas son aconsejables, pero individualmente poco se puede hacer aparte de apoyar las políticas de vigilancia y control de estos compuestos.

Fuente: El País

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