En esta vieja casa de pueblo,  en Olba, rehabilitada en 2012, hemos conseguido una vivienda rehabilitada con carácter, funcional, y económica.

De principios del siglo XX, de muros de  mampostería y forjados de madera y yeso, la casa no contaba con servicios y las distribuciones eran obsoletas. Apenas un punto de agua en la cocina y cuatro cables.

   

La orientación es bastante buena ya que la fachada principal, orientada al sur,  esta bien soleada, aunque la profundidad de la casa, unos 9 metros es un incoveniente.  Por ello en planta baja, se deja todo diáfano, dejando al fondo un espacio a modo de bodega. Integramos la cocina abierta al salón, y bajo la escalera un pequeño baño. En planta primera dejamos dos habitaciones y el baño, y aprovechamos la posibilidad de integrar una pequeña ventana en el fondo para permitir iluminación y ventilación. La planta segunda, bajocubierta, se deja diáfana. Ejecutamos una solera de hormigón de corcho para regularizar el nivel y al mismo tiempo dar aislamiento térmico a la casa.

La fachada esta rejuntada con mortero de cal y se montó un canalón de cinc. Las carpinterías de madera, tratadas con aceite natural Biofa y los cristales con cámara, composición 5-12-6, bajo emisivo con el mayor factor solar posible para calefactar la casa con el sol.

En la planta segunda, bajo cubierta, tan solo lucimos las cañas y le dimos aceite de linaza a las vigas. Rejuntamos las piedras y aislamos el suelo con corcho para poder aislar las plantas inferiores.

 

Las dos habitaciones cuentan con un suelo de castaño tratado con el sistema calaceite para envejecer y oscurecer la madera, terminado con aceite para suelos natural.

  

Adaptar escaleras de casas antiguas a un criterio moderno siempre resulta un reto. En este caso tuvimos que regularizar todas las alturas de peldaños añadiendo tres peldaños hacia el salón (foto derecha) y en la planta primera construimos una forma que no por caprichosa no tiene una función ya que  actua de puntal del forjado superior para eliminar la cabezada que se producía al subir al siguiente nivel y al mismo tiempo no  debía cortar la luz proviniente de una ventana lateral.

La cocina muy simple a base de tabiques y morteros pintados, una encimera de madera del IKEA y un chapado con baldosas hidráulicas provinientes del derribo.

Un armario hecho de obra nos permite dar capacidad de almacenaje a la cocina al mismo tiempo que separarnos del espacio que queda atras.

La preinstalación para una estufa de leña la dejamos montada con tubería de acero inoxidable de 200 mm de diámetro sin aislar. Esto permite calentar la habitación principal, a pesar de perder rendimiento y asumir el riesgo a posibles condensaciones interiores.

  

El suelo de barro cocido tomado con mortero de cal y  tratado con aceite natural para suelos

Al fondo de la planta baja, tras el tabique que conforma la cocina (detras del armario), un espacio donde dejamos vistos detalles de una antigua chimenea junto con un arco, la piedra vista… Respetar la idiosincrasia de cada casa las hace especiales. De un espacio casi perdido obtenemos un nuevo ambiente lleno de sugerentes sensaciones.