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febrero 2009

Noticias del mes

Una guía informa sobre los productos químicos tóxicos más comunes en el hogar

28 de febrero, 2009

 

El Departamento de Salud y Consumo y la Fundación Ecología y Desarrollo han editado una guía que informa sobre el riesgo químico en el hogar, y sobre las sustancias químicas peligrosas más comunes en nuestra vida diaria. El trabajo lleva por título “Peligrosamente juntos: tóxicos en casa”.

 

El objetivo principal de esta guía es informar a los ciudadanos de las sustancias químicas más peligrosas y habituales que se encuentran en nuestras casas, con el fin de que como consumidores puedan elegir si compran o no los productos que las contienen. También se ofrecen consejos prácticos para sustituir estas sustancias por alternativas más seguras y para llevar a cabo la correcta gestión de los residuos tóxicos que se generan en los hogares.

En el mercado europeo existen unas 100.000 sustancias químicas diferentes, que se mezclan para formar millones de productos o preparados comerciales. Sin embargo, muchas veces no somos capaces de ver estas sustancias o, en algunos casos, hay un desconocimiento sobre su existencia. Este motivo ha llevado a la Unión Europea a la elaboración de una legislación sobre sustancias químicas y los efectos que producen, el Reglamento REACH (Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas), cuyos aspectos básicos se ofrecen en la guía.

Las más peligrosas se conocen como sustancias químicas “extremadamente preocupantes”. Son sustancias que reúnen alguna de estas características: no se descomponen con rapidez en el medio ambiente (sustancias muy persistentes) y se acumulan en nuestros cuerpos (bioacumulables); tienen una combinación de persistencia, bioacumulación y toxicidad; pueden alterar los sistemas hormonales (disruptores endocrinos) o los genes (mutágenas); pueden causar cáncer (carcinógenas); o son tóxicas para el sistema reproductor.

Muchos productos de uso frecuente en el hogar como ambientadores, pinturas, artículos de limpieza, cosméticos, jabones o insecticidas de uso doméstico, contienen algunas sustancias químicas peligrosas que, incluso aunque estén perfectamente integradas en los productos que las contienen, pueden liberarse a lo largo del tiempo como consecuencia del uso, originando daños en nuestra salud. También se liberan al medio ambiente durante su proceso de producción y al final de su vida útil (cuando se convierten en residuos), pudiendo provocar daños en la naturaleza.

Etiquetas de los productos 

Entre otras cuestiones, la guía ayuda a interpretar correctamente los símbolos de las etiquetas de los productos, a través de los que se puede conocer el riesgo de su uso, cómo actuar en caso de intoxicación y también la correcta manipulación y eliminación de estas sustancias químicas peligrosas más comunes en nuestro hogar, como el amoníaco, la lejía o el salfumán, con el objetivo de proteger la salud y el medio ambiente. Además, se aconseja sustituir las sustancias químicas peligrosas por alternativas más seguras.

Los efectos en la salud de las sustancias químicas peligrosas dependen de la vía de entrada (por vía respiratoria, digestiva o dérmica), del tiempo de exposición a las mismas, del número de exposiciones, del estado físico (sólido, líquido o gaseoso) y de la sensibilidad o susceptibilidad de las personas a esas sustancias tóxicas, que a su vez depende de otros factores como las características genéticas, la edad o el estado de salud. Niños, mujeres embarazadas, lactantes y personas mayores son especialmente vulnerables.

Los daños ocasionados sobre la salud de las personas se pueden dividir en efectos agudos (quemaduras, irritación de ojos, de piel o de vías respiratorias, asfixia, mareos, dolor de cabeza, etc, sufridos desde unos segundos hasta unos minutos después de la exposición), o efectos crónicos (alergias, asma, enfermedades y lesiones respiratorias, enfermedades y lesiones del sistema reproductor, alteración del sistema hormonal, cáncer, etc). Estos últimos aparecen días, meses o incluso años después de la exposición y, en general, tras una exposición continuada a dosis bajas de las sustancias químicas peligrosas que componen los productos tóxicos.

La guía también informa sobre los efectos que estas sustancias producen sobre el medio ambiente. Entre estos efectos destacan la toxicidad para los seres vivos y la capacidad de contaminar el agua, la atmósfera o el suelo. En la mayoría de los casos, las sustancias se liberan al medio ambiente por vertidos (a través de desagües, tuberías, derrames o fugas), emisiones (por chimeneas, sistemas de extracción y ventilación, etc), residuos (a través del depósito o vertido de restos de productos peligrosos, sus envases o cualquier material contaminado en vertederos, incineradoras, cementeras, etc) o uso de los bienes producidos (por el uso continuado de los productos acabados como pinturas, plásticos, cosméticos, etc).

Finalmente, recomienda adquirir productos ecológicos y naturales, y ofrece una dirección de Internet donde encontrar las tiendas de Aragón en las que se pueden adquirir este tipo de productos (http://www.consumoresponsable.org/actua/dondecomprar.asp).

VER guía “Peligrosamente juntos: tóxicos en casa”.

Fuente: http://www.ecodes.org/

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Combustible a cambio de nada

26 de febrero, 2009

Fuente: http://www.crisisenergetica.org

Artículo original: «Fuel for Nought«.Combustible a cambio de nada

La adopción de los biocombustibles sería un desastre humanitario y medioambiental

George Monbiot

Martes, 23 de Noviembre de 2004

Traducido por Pedro Prieto

Si los seres humanos hubiésemos nacido sin pecado, aún viviríamos en un mundo imperfecto. La idea de Adam Smith de que, en la búsqueda de su propio interés, el hombre “promueve frecuentemente esta… sociedad mas efectivamente que cuando trata realmente de promoverla” y la idea de Karl Marx de una sociedad en la que “el libre desarrollo de cada uno sea la condición del libre desarrollo de todos” están ambas lastradas por una limitación evidente. El mundo es finito. Esto significa que cuando un grupo de gente persigue sus propios intereses, daña el interés de los demás.

Es difícil que exista para esto un mejor ejemplo que el del entusiasmo actual por los biocombustibles. Se producen a partir de plantas oleaginosas o de desechos forestales y se pueden utilizar en coches, autobuses y camiones. Al quemarlos, el carbón que las plantas extrajeron mientras crecían, es el único que vuelve a la atmósfera. Así que ahora se promueve cambiar de los combustibles fósiles a biodiesel y a bioalcohol como la solución al cambio climático. El próximo mes, el gobierno británico tendrá que fijar un límite a la cantidad de combustible para el transporte que procederá de los cultivos. La Unión Europea desea que a finales del próximo año, un 2% del uso del petróleo que ahora utilizamos provenga del biodiesel, subiendo a un 6% para el 2010 y a un 20% para el 2020. Para procurar conseguir estos objetivos, el gobierno ha reducido los impuestos sobre los biodiesels 20 peniques por litro, mientras la Unión Europea paga a los agricultores unos 45€ por hectárea para que los cultiven.

Parece que todo el mundo está feliz con ello. Los granjeros y la industria química pueden desarrollar nuevos mercados, los gobiernos pueden alcanzar sus objetivos de reducir las emisiones de dióxido de carbono y los ecologistas pueden celebrar el hecho de que el combustible de las plantas disminuye la contaminación, así como el efecto invernadero. Al contrario que con las pilas o células de combustible de hidrógeno, los biocombustibles se pueden producir inmediatamente. De hecho así es como Rudolf Diesel esperaba que funcionase su invento. Cuando hizo funcionar su máquina en la Exposición Mundial de 1900, fue con aceite de cacahuete. “La utilización de aceites vegetales como combustible para los motores, puede parecer insignificante hoy”, predijo. “Pero estos aceites pueden llegar a ser tan importantes como el petróleo en el futuro” Algunos entusiastas ya predicen que si los precios de los combustibles fósiles siguen subiendo, podría tener razón pronto.

Yo espero que no. Los que han estado promoviendo estos combustibles, puede que sean bienintencionados, pero se equivocan. Se equivocan porque el mundo es finito. Si los biocombustibles llegan a despegar, causarán un desastre humanitario mundial.

Tal y como se utilizan hoy, a pequeña escala, no son dañinos. Unos cuantos millares de verdes en el Reino Unido ya mueven sus vehículos con aceite de freír patatas. Pero el aceite para cocinar usado apenas podría suministrar 100.000 toneladas de diesel anuales en este país, equivalentes a 1/380 del combustible utilizado para el transporte por carretera.

También es posible convertir los desechos de los cultivos, tales como el rastrojo del trigo, en alcohol, para su uso en automóviles; The Observer publicó un artículo sobre ello el domingo. Me gustaría ver las cifras, pero me resulta difícil de creer que podemos extraer más energía de la que necesitamos para transportar y procesar la paja. Pero los planes de la Unión Europea, como los de todos los entusiastas de la biolocomoción, dependen de cosechas específicas para combustibles. En cuanto se examinan las implicaciones, se ve que el remedio es peor que la enfermedad.

El transporte por carretera en le Reino Unido consume 37,6 millones de toneladas de productos derivados del petróleo cada año. La cosecha más productiva que se puede dar en este país es la de colza. El rendimiento promedio es de 3 a 3,5 toneladas por hectárea. Una tonelada de semilla produce 415 Kg. de diesel. Así que cada hectárea de tierra arable podría proporcionar 1,45 tonaleadas de combustible para el transporte.

Para mover nuestros coches y autobuses con biodiesel, se requerirían, en otras palabras, 25, 9 millones de hectáreas. Existen en el Reino Unido 5,7 millones de hectáreas. Incluso el objetivo más modesto del 20% propuesto por la Unión Europea para el 2020 se llevaría casi todas las tierras de cultivo.

Si esto sucediese en toda Europa, las consecuencias sobre el suministro global de alimentos serían catastróficas: lo suficiente para inclinar la balanza de ser excedentarios a ser deficitarios netos. Si, como algunos ecologistas demandan, esto se tuviese que hacer a escala mundial, entonces, la mayor parte de la superficie arable del planeta debería dedicarse a producir alimentos para coches, no para personas.

Estas perspectives, parecen, a primera vista, ridículas. Si no se pudiese cubrir la demanda de alimentos, ¿no se aseguraría el mercado de que las cosechas se utilizasen para alimentar personas, en vez de vehículos? No existen seguridades al respecto. El mercado responde al dinero, no a las necesidades. La gente que posee coches tiene más dinero que la gente que se está muriendo de hambre. En una competición entre su demanda de combustible y la demanda de alimentos de los pobres, los conductores ganarían siempre. Algo parecido ya está sucediendo. Aunque existen 800 millones de personas permanentemente subalimentadas, el aumento global de la producción vegetal se utiliza para alimentación animal: la cabaña ganadera mundial se ha quintuplicado desde 1950. La razón es que los que toman carne y productos lácteos tienen más poder adquisitivo que los que compran solamente cosechas de subsistencia.

El combustible verde no sólo es un desastre humanitario; es además un desastre ecológico. Aquellos que se preocupan del volumen y de la intensidad de la agricultura actual, deberían considerar cómo serían los cultivos si estuviesen dirigidos por la industria del petróleo. Es más, si intentáramos desarrollar un mercado del biodiesel procedente de la semilla de colza, saltaría inmediatamente al mercado del aceite de palma y de soja. El aceite de palma puede producir cuatro veces más de biodiesel por hectárea que la colza y crece en lugares en los que la mano de obra es barata. Los cultivos son ya una de las mayores causas de destrucción de las selvas tropicales. La soja tiene un menor rendimiento que la colza, pero el aceite es un subproducto de la producción de alimentación animal. Si se abre un nuevo mercado para ello, se estimularía una industria que ya ha destruido la mayoría del “cerrado” brasileño (uno de los lugares del mundo con mayor biodiversidad) y gran parte de las selvas húmedas.

Resulta chocante ver lo estrecha que puede resultar la visión de algunos ecologistas. En una reunión el mes pasado en París, un grupo de científicos y verdes que estudiaban el cambio climático abrupto, decidieron que las dos grandes ideas de Tony Blair: hacer frente al calentamiento global y ayudar a África, solo podrían llevarse a cabo convirtiendo a África en una zona de producción de biocombustibles. Esta estrategia, según sus promotores, “proporciona una vía de desarrollo sostenible para muchos países africanos que pueden producir biocombustibles baratos”. Se que la definición de desarrollo sostenible ha ido cambiando, pero no era consciente de que conllevaba ahora la hambruna masiva y la destrucción de las selvas tropicales. El año pasado el comité parlamentario británico sobre medio ambiente, alimentos y asuntos rurales, que supuestamente debería estar especializado en aunar sus ideas, examinó todas las posibles consecuencias de la producción de biocombusitbles –desde los ingresos rurales al número de golondrinas- excepto la repercusión sobre la producción de alimentos.

Necesitamos una solución al calentamiento global causado por los coches, pero no es este. Si la producción de biocombustibles es lo suficientemente grande como para afectar al cambio climático, será lo suficientemente grande como para afectar al hambre mundial.

MonbiotTomado de Energy Resources

ER. Fuel for NoughtTraducido por Pedro Prieto

Solo para confirmar la tesis de Monbiot… la producción a gran escala de combustible a partir de la biomasa afectaría a áreas muy grandes, por lo que la tierra no sería de gran calidad. Esto significa que una producción de etanol o el metanol a partir de las aportaciones de bosques.

El siguiente resumen indica lo cortos que nos quedaríamos en hacer frente a la demanda actual.

Ted Trainer

Sydney.

La biomasa no nos puede salvar

La mayoría de la gente supone que las Fuentes de energía renovables pueden sustituir a los combustibles fósiles, permitiendo a la sociedad seguir en procura de elevados niveles de consumo, viajes, comercio, “niveles de vida” y crecimiento económico. Lovins y los creyentes en la tecnología aseguran que todo lo que hay que hacer es dar unas vueltas de manivela más al avance tecnológico para sí poder seguir con un derroche y un crecimiento ininterrumpidos, mientras reducimos los costes ecológicos y de recursos a proporciones manejables. No se necesitan cambios radicales, sino sencillamente abandonar esta sociedad capitalista y consumista.

Solo hace falta echar un vistazo a las cifras básicas relacionadas con la producción de combustibles líquidos, para darse cuenta de lo equivocada que está esta idea. (Los detalles están disponibles en RENEWABLE ENERGY)

La mayor opción es producir metanol de la biomasa forestal. El rendimiento en metanol es equivalente a unos 150 litros de petróleo por cada tonelada de materia prima, después de restar los costes energéticos de producción.

Para producciones muy grandes de biomasa, es poco probable que se pueda obtener un rendimiento de 7 toneladas de materia seca por hectárea y año, pero aquí se supondrá esta cantidad. Algunas plantaciones alcanzan un promedio de unas 14 T/Ha/año y las cosechas de rotación rápida, tales como los sauces, en condiciones favorables, pueden estar en ese nivel. Sin embargo el crecimiento de los bosques mundiales es de apenas unas 3 T/Ha/Año. La producción a gran escala tendría que utilizar cientos de millones de hectáreas, la mayoría de las cuales estarían muy por debajo de los rendimientos típicos de los sauces y similares.

Si suponemos el equivalente de 150 litros de petróleo por tonelada y 7 toneladas por hectárea, se puede producir metanol en un equivalente de 1.050 litros de petróleo por Ha y año, ó 37,4 GJ/Ha

El consumo per capita australiano de petróleo y gas es de 128 GJ/año, lo que exigiría 3,7 Ha, por lo que el total del consumo australiano exigiría 74 millones de hectáreas, que tendrían que estar permanentemente cultivadas con rendimientos de 7 T/Ha/año. El total de las tierras de cultivo australianas es de apenas unos 22 millones de hectáreas y los bosques razonablemente aprovechables, de 40 millones de hectáreas. ¿Es posible que podamos encontrar otras 74 millones de hectáreas de tierra capaz de rendir 7 T/Ha/año?

Australia tiene muchas más tierra arable que cualquier otro país rico. Los cultivos totales, pastos y bosques alcanzan las 4,9 Ha por persona. Para los EE.UU. la cifra es de 2,8 Ha; para Europa 1,6; Asi es 0,5 y para el mundo en general es de 1,4 Ha por persona. La población mundial crezca probablemente a más de 8.000 millones. La tierra productiva por persona estará entonces alrededor de las 0,8 Ha por persona, para cubrir todas las necesidades, incluyendo alimentación, agua, alojamiento, absorción de la contaminación y energía.

Si utilizásemos todas las 1,4 Ha por persona de tierras de cultivos, pastos y bosques, sólo para la producción de energía de la biomasa, obtendríamos 48,5 GJ por persona, lo que es solamente el 38( del consumo actual australiano de petróleo y gas (y sólo el 20% de nuestro consumo total de energía)

Tomemos los supuestos más optimistas con los que me he encontrado. Johansson supuso (en Renewable Energy 1993) que podríamos encontrar 890 millones de Ha en el mundo para la producción de biomasa. (Como dijo él, la mayor parte sería tierra erosionada, por lo que 7 T/Ha/año serían muy poco probables). Hacia el 2070 tendríamos unas 0,15 Ha por persona y de esto se obtendrían 5,2 GJ/año; esto es, un 4% de la cantidad de energía en forma de petróleo y gas que ahora consume cada año cada australiano.

Pongámoslo de otra forma; si 8.000 millones de personas consumiesen el petróleo y el gas de los australianos, por la vía del etanol, se tendrían que poner en cultivo continuo, de un rendimiento de 7 T/Ha/año unos 30.000 millones de hectáreas. ¡Pero el planeta tiene sólo 13.000 millones de hectáreas de tierra!

Por cierto, el uso de la energía en Australia está creciendo a un 2,5% anual, por lo que sería el doble del actual en unos 30 años.

Así que cualquiera que sean los supuestos que se tomen, en relación con los avances tecnológicos, la conservación de la energía, las reducciones de “grado cuatro” y los coches Lovinsianos, no hay la más mínima posibilidad de mostrar cómo los combustibles líquidos de la biomasa podrán abastecer a toda la gente de forma ni lejanamente remota al ritmo actual de riqueza, de uso de los transportes, etc.

Si creen que todo se resuelve cambiando la hidrógeno ver el documento detallado.

Los verdes convencionales rechazan escuchar este tipo de análisis, prefiriendo reforzar el mensaje en el que la gente quiere creer en esta sociedad de consumo; esto es, que con un poco más de esfuerzo en el reciclado y algunos avances técnicos más y un mayor uso de las palabras mágicas “desarrollo sostenible”, el medio ambiente y Los demás problemas se pueden resolver sin tener que pensar en reducir nuestro exceso de consumo, o eliminando la economía del crecimiento.

Es por esto, por lo que no creo que una socidad capitalista y consumista se pueda salvar a sí misma. Ni siquiera sus clases “intelectuales” o sus líderes verdes dan el menor signo de que esta sociedad tenga el ingenio o la voluntad para ni siquiera pensar en la situación en que nos encontramos. Como dejan claro las cifras anteriores, la situación no se puede resolver sin una gigantesca reducción del volumen de producción y consumo que existe. Esto significa un cambio radical y de gran alcance en la dirección de ir a cosas más sencillas, frugales, a la autosuficiencia, a los objetivos no materiales y a las comunidades con autogobiernos y a unas economías de crecimiento cero. Para más detalles, ver The Simpler Way)

Ted Trainer

School of Social Work,

University of New South Wales,

Kensington. 2052. Australia.

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Total y la AIE recuerdan que no se ha superado aún la crisis petrolera

26 de febrero, 2009

Fuente: http://www.crisisenergetica.org

Dos nuevas noticias aparecidas recientemente ponen de manifiesto que la actual situación del mercado petrolífero, con precios a la baja arrastrados por la caída del consumo, podrían ser simplemente la antesala de otro ciclo alcista en los precios, al mismo tiempo que el suministro continuaría limitado, no solo por el agotamiento de los yacimientos, sino también por la desinversión en capacidad productiva.

El presidente de Total, Christophe de Margerie, según reporta el Financial Times en la noticia «Total says oil output is near its peak«, afirma que «el mundo no producirá más de 89 millones de barriles diarios», rebajando el volumen de sus previsiones en 4 millones de barriles. Según Margerie, tanto las compañías nacionales como los productores independientes «tienen substancialmente limitadas sus capacidades para encontrar inversores en la situación financiera actual». Para Margerie, la actual situación, con un exceso de capacidad productiva, será pasajera, y en el futuro, «la demanda se mantendrá restringida por el suministro».

Prueba de las dificultades que ahora pasa el sector son las operaciones de petróleos no convencionales en Canadá y Venezuela. Total reducirá el volumen de extracción en ambas zonas por un total de 1,5 millones de barriles diarios, ya que no son rentables por su alto costo. Margerie también ha advertido que debido a la desinversión, el declive de los pozos antiguos será más rápido.

Por otra parte, la Agencia Internacional de la Energía, sigue insistiendo en el mensaje lanzado con la publicación del World Energy Outlook 2008, según declaraciones de su director, Nobuo Tanaka, que recoge CNN, «actualmente la demanda es muy baja debido a la mala situación económica, pero cuando la economía empiece a crecer, podemos tener otra crisis de suministro si la inversión en capital no llega». ·

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Casas ecologicas

19 de febrero, 2009

Pincha en las fotos para ver ejemplos:

Entrada piedra y cal  Cubierta nueva.  Arco de refuerzo.


   Fachada de mortero de cal   Integración baño y arco  Suelo de yeso  Fachada de tapial

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Boveda tabicada

19 de febrero, 2009

La bóveda tabicada es un sistema constructivo utilizado durante siglos. Está basado en el principio del arco de descarga que transfiere los empujes verticales a traves de su arco hacia los laterales produciendo una componente vertical y otra horizontal. La singularidad con otros arcos tradicionales es que aprovecha al máximo la linea de descarga permitiendo espesores de arco mínimos y confiriendo al sistema una ligereza excepcional.

Se han utilizado para para formación de bovedas de diferentes tipos y tambien para formación de escaleras. Los tramos de las bovedas de las escaleras se apoyan en los los arcos de las bóvedas inferiores, pudiendo alcanzar la altura que se desee.

Los materiales utilizados son el ladrillo macizo, tomado con yeso, y una segunda o tercera rosca o capa de ladrillo macizo tomada con mortero de cal, si le queremos dar más resistencia. Sin embargo, podemos utilizar materiales modernos como el ladrillo hueco o bardo para simplificar su ejecución.

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