El propósito de esta obra era habilitar una  antigua construcción cuyo último uso era de borda para ganado, para darle cierta habitabilidad como refugio, almacén o para celebrar talleres, charlas y actividades de Permacultura. Lo más sorprendente e impresionante desde el principio es cuando bajas por el camino entre pastos, frutales, bosques de coniferas y frondosas magníficas, en un enclave privilegiado junto a la sierra de Aralar, en Navarra, y te encuentras con la fachada de una construcción en piedra y madera de roble masivas, como anclada al valle. Perfectamente integrada en su paisaje.  La parcela en la que está enclavada tiene una hectárea y media, y actualmente se esta realizando un proyecto experimental de permacultura. Podéis visitar aquí el proyecto familiar de Permacultura Aralar desarrollado por Victor Barahona.

Después te preguntas como pueden considerar un edificio así como borda para el ganado, cuando enseguida aprecias los arcos de sillar, las esquinas perfectamente elaboradas, la estructura de madera de roble de grandes vigas centrales, las defensas laterales por medio de saeteras, una perfectamente identificable como original de la casa, las otras no… estamos ante una construcción que cuenta con más de tres siglos de historia si nos remontamos a cuando el camino circulaba por aquí antes de la construcción del camino real.  Aunque hay elementos para suponer que perfectamente puede alcanzar los 500 ó 600 años de antiguedad. Magnífica.

La idea de la ejecución de esta obra forma parte del proyecto de permacultura en el que Victor  lleva trabajando varios años.  Consistía en:

– Rehabilitar la planta primera, para dotarla de la suficiente habitabilidad como para cumplir el objetivo de refugio, y cubrir las necesidades de Permacultura Aralar enfocadas a espacio diáfano para dar charlas, talleres y actividades.

– Habilitar la planta baja para utilizarlo de taller o almacén.

– Cubrir la necesidad de agua y saneamiento, del proyecto, que incluye el diseño permacultural de «cosecha de agua».  Victor nos facilitó el diseño de las instalaciones, donde la estrella era el control del agua del arroyo, por medio de una presa en tierra. Instalamos también un water seco comercial.

A partir de aquí quedan muchas tareas por hacer:

– Está previsto generar energía hidráulica a pie de la borda con el suministro de la presa, empleando materiales reciclados. Se espera tener entre 50 y 100 W.

– A falta de la instalación hidráulica se quiere instalar este año una «caja de energía», como lo llama Victor, una caja que contenga el regulador-batería-inversor para enchufar a la casa y dar un suministro limitado para luz, carga móvil  etc. Esta caja se puede conectar con un conversor de AC-DC a una de las bocas de salida del generador, de tal foma que mientras se tiene el grupo en marcha para bombear de la presa a los tanques (por ejemplo) al mismo tiempo se  recarga la batería, el grupo tiene dos enchufes y potencia para hacer las dos cosas.

– De esto y todo lo demás podéis seguir este interesante proyecto en la web de  Permacultura Aralar.

Trabajar aquí ha sido una gozada. Un reencuentro con la cultura constructiva de Euskalherria. En esta foto vemos como en tres piezas de madera de calidad superior como es el roble, resuelven todos los problemas de empujes y tensiones generados por una cubierta. Un zuncho de descarga, reparte el peso sobre el muro de piedra. Pero hábilmente tallado para que los cabios de cubierta encajen en la muesca longitudinal, de manera que impide el movimiento de estos cabios (la primera pieza que es más pequeña))  hacia el exterior. Para poder igualar este empuje horizontal hacia el exterior, las jácenas bestiales (la segunda pieza, más grande) que recogen por un lado la carga de la jácena de cumbrera, sobrepasan el zuncho y con la forma de la talla abrazan a este impidiendo que se pueda desplazar.  Nuestra intervención no es tan meditada y adaptada. Simplemente consideramos la madera en estado funcional y por medio de tirafondos de 8 mm aseguramos cada cabio al zuncho y a la jácena de cumbrera. Igualmente reciclamos toda la tabla posible para poder disponerla en el alero exterior (en el lado derecha de la foto) y conseguir el efecto de mantenimiento de la tipología original. Interiormente dispusimos tabla de abeto machiembrada tintada.

El resultado por el exterior es muy aceptable. Pues tras haber eliminado la tabla podrida, o muy quebrada hemos rehecho el alero con la tabla original. Para resolver el problema que genera el incrementar el espesor de la cubierta con 10 cms de corcho hemos reutilizado tabla original para formar el curioso canto que se ve en la foto.  Todas las maderas exteriores se ha tratado con aceite especial para exteriores. No llevan tintes.

El interior de la cubierta se resuelve con tabla de abeto, que si va tintada. Hemos aprovechado en dotar a la cubierta con tres lucernarios fijos a base de cristal con cámara y laminado para iluminar el recinto. Hemos dispuesto un orificio para poder conectar una estufa de leña. En la foto podemos observar el acabado de las paredes a base de mortero de cal aérea acabado con pintura al silicato blanco, marca Biofa de Casa Ecológica.

 

Como se han tomado medidas para atirantar las partes elevadas, a traves de refuerzos metálicos o anclando nuevamente las viguetas a los zunchos y cumbreras, consideramos que no va a haber desplazamientos y por ello rellenamos las juntas con morteros coloreados. Para ello hacemos pruebas con tierras del lugar, y materiales procedentes de los muros de la propia obra, así como nuestra arena y cal. El resultado en el exterior era alcanzar el mismo color que donde no intervenimos. En la foto se ve como al secar el mortero conseguimos nuestro objetivo. Interiormente, al rejuntar todo el paramento no importaba tanto la tonalidad si no el resultado final.

La escalera era tan preciosa que la dejamos donde estaba aunque no lleve a ninguna parte…  quien sabe si volverá algún día a servir como escalera. Estaba hecha de piezas masivas en forma de peldaño en una sola pieza montada una sobre la otra sin apenas clavazón pues encaja con los laterales.

Los interiores son muy austeros. Simplemente un buen suelo de tarima en un espacio todo diáfano. Paredes acabadas a la cal y pintadas, y un baño completo. Tiene una pequeña instalación eléctrica y de agua. Por si hay que montar una pileta. Las carpinterías son de castaño y perfil europeo con acristalamientos dobles y bajo emisivos. Como no hay ningún tipo de servicio, los creamos autónomos. Un water seco de Ecosud2 (Biolet) descarga las heces en la planta de abajo. El agua proviene de la presa de tierra  construida a 80 metros dentro del terreno y que nos proporciona una presión aproximada de 1,0 bar y suministro casi ilimitado para el uso previsto. La instalación eléctrica se resuelve de momento con generador de gasolina pero habrá que pensar en algo más ecológico.

  

El aislamiento del suelo se hizo con nuestro sistema de corcho y tableros… Tras proceder a sacar niveles por medio de unas reglas hechas con yeso y corcho, como vemos en la foto los desniveles eran muy pronunciados del orden de 30 cms, rellenamos los intermedios con corcho granulado, previa colocación de un geotextil para evitar infiltraciones al nivel inferior. Después colocamos dos capas de tableros de fibras orientadas  OSB  de 18 mm colocados a matajunta, bien atornillados entre si (unos 15 a 20 tornillos por m2) formamos de esta manera un cuerpo laminar de 36 mm de espesor homogéneo que a modo de placa en continuo descansa sobre una cama de corcho granular suelto. La compacidad del corcho es mínima por eso no se producen asientos. La tarima se puede colocar encima sin necesidad de enrastrelar, con lo que la solución final es una mezcla de hiper aislante térmico y acústico, capa de regularización de niveles, capa de compresión estructural, enrastrelado y suelo.

  

 

 

 No dejéis de visitar la entrada que hice hace unos meses sobre como restauramos el arco de entrada principal, visítalo pinchando aqui.