Este trabajo forma parte de una interesante obra realizada en Azpirotz, Navarra, en el año 2011, en la cual se aplicaron no solo criterios de bioconstrucción sino también conceptos de deconstrucción y arqueología. El arco se encontraba en este estado:
No voy a entrar en este post m?s que en describir el trabajo de reconstrucci?n del? arco. Pues esta es una t?pica patolog?a en estos sistemas de construcci?n, ya sean de piedra o ladrillo, donde por movimientos de desplazamiento horizontal o desplomes causados por diversas indoles, la figura del arco pierde la geometr?a que le confiere esas fabulosas prestaciones. Si bien no colapsa, las piezas centrales, clave, y aleda?as comienzan un lento desplazamiento hacia abajo, que afea la figura, adem?s de dar una sensaci?n de inestabilidad. Se podr?n reparar las causas que producen este desplazamiento, y aunque el arco quede estabilizado, es necesario hacer este trabajo de reconstrucci?n para intentar conferirle el aspecto original (intentar por que es imposible alcanzar su estado original ya que los muros se han desplazado).
Primer paso, el apeo de las piezas una vez limpiadas las juntas, pieza por pieza y lateralmente para evitar desplazamientos indeseados.
Teniendo las piezas inmovilizadas en todas direcciones, y anticipando la posición definitiva, picamos las piedras,dejando espacio suficiente para que al alzarlas encajen perfectamente.
Una vez preparados los huecos, se alzan las piedras una por una, y en varias tandas, por medio de un gato hidráulico, llevando cada piedra a su sitio y acuñando entre piedras para que se reparta el fallo (aumenta la junta de separación, de la piedra contra piedra, a 1 cm de pasta y cascote entre ambas.
Una vez todas las piedras en su sitio, habiendo repetido varias veces la operación para repartir bien los fallos, se rellenan las juntas, con mortero de cal, cascote, y lechada de mortero. En este caso se utiliza cal hidráulica, NHL5, por lo tanto y dado las tensiones a las que va a estar sometido esta capa de mortero, y para asegurarnos la máxima resistencia, debemos dejar el arco apuntalado íntegramente, en todas las dovelas al menos un mes, y al menos otros seis meses, con un puntal en el centro del arco.
El resultado ahí lo tenéis. De momento el arco ha quedado como nuevo, por otros 300 años! La reparación del resto de la fachada se hizo posteriormente, pero esta es otra historia sobre morteros y colores…